Ni Bud Spencer habría atizado tanto al bueno de Graham Bonnet como lo que le ha caído tras su reciente gira española.
A él, por anunciar repertorio Rainbow -y no hacerlo- y por racanear con el tiempo y el setlist de concierto (tuvo que repetir All night long por falta de repertorio), considerando el precio de la entrada.
Sobre todo, a la pobre bajista, Beth-Ami Heavenstone, le ha caído la del pulpo; en principio por no ser ningún portento con su instrumento, pero me temo que más aún por ser guapa y novia del cantante (ya sabemos por qué está ahí, y ese tipo de comentarios rijosos).
Me pregunto si le habrían metido tanta caña si fuese un tío o una tía menos agraciada, que tocase igual que ella.

Beth-Ami Heavenstone -bajista- y Graham Bonnet -cantante y guitarrista-, Sala Stage Live (Back&Stage). 15/XI/2014
El caso es que a mí no me pareció, ni de lejos, taaaan malo su concierto en la Stage Live (Back&Stage) de Bilbao.
Muchas -casi todas- de las cosas que se han dicho han sido ciertas, aunque de algunas tiene más culpa la promotora que la banda. De las estrictamente musicales, temo que la opinión de las altas e irreales espectativas que llevaban los más acérrimos fans, y eso que las crónicas de conciertos anteriores de la gira venían calentitas, y eso que Bonnet hace lustros que no adorna su bagaje con algo digno de mención.
Yo, por un lado, no soy tan fan fatal del inglés y, por otro, veo con buenos ojos que versionee a los Beatles con la acústica (Eight days a week), cosa que no convenció a la mayoría del público natural de un cantante que se hizo un nombre con Rainbow.
Así pues, a pesar de los muchos inconvenientes que yo también viví, fuí capaz de disfrutar de un concierto en el que la voz no fue un problema (aún está muy bien en ese aspecto) y la entrega sobre el escenario tampoco.
Otra cosa es pedirle peras al olmo.