Roberto Cubero -mandolina y voz- y Enrique Cubero -voz y guitarra-
Me pasé todo el concierto de Los hermanos Cubero, el pasado día 24 en el Kafe Antzokia, además de disfrutando de su música, cavilando –y comentando entre amigos- qué hemos hecho bien nosotros (o mal, ¡vayaustéasaber!) o qué han hecho bien Enrique y Roberto Cubero (o mal, ¡vayaustéasaber!) para que su música haya acabado en el circuito pop-rockero. ¿Por qué tocan en la kutxa beltza en vez de en un auditorio municipal o en las fiestas patronales de una localidad de mayoría manchega castellana –donde uno espera encontrar este tipo de propuestas-?
Porque estamos hablando de un dúo folklórico tradicional manchego castellano con todas sus letras. Bueno, precisamente sus letras son lo menos tradicional, pero su música es lo que uno podía esperar ver en el programa Gente joven de la primera cadena (para quienes no peinen canas, hablo de la segunda mitad de los 70), en una romería de pueblo después de misa de 12 o en los conciertos de arqueología musical que las instituciones tienen a bien programar en ciclos ad hoc o durante las fiestas en los escenarios más cultos.
Y, sin embargo, Los hermanos Cubero aparecen en las revistas pop y rock de más alcurnia, tocan en el circuito de salas de esos estilos, en los festivales indies y, todo ello, ante el mismo público que al día siguiente verá a, yo qué sé, Danny & The Champions of the World (o sea, yo). Público que nunca se pasará por las casas regionales a indagar en su programación musical; lo mismo que los miembros de esas asociaciones no enviaron representación alguna para ver a los hermanos al antzoki.
Por si no ha quedado clara la idea hasta el momento, la resumo: Los hermanos Cubero son una anomalía musical de aúpa.
Se puede racionalizar mucho sobre el caso. Al fin y al cabo, si no extraña demasiado que a los rockeritos nos guste el folk irlandés, ¿¡por qué no nos iba a gustar el castellano!?. OK, lo que sea, pero hasta ahora no había ocurrido.
Y, no estaría mal que me equivocase, pero tampoco espero que, a partir de ahora, las hordas indie-rockeras se peguen atracones de jotas conquenses alcarreñas y habaneras, o que indaguen en oscuros catálogos de décadas pretéritas en busca de las figuras históricas del género. Seguro que alguno habrá; seguro que hay quien ya tenía su colección poblada de esos géneros (hay gente p’ató), pero me temo que lo de la pareja guadalajareña será un caso único y que esas músicas seguirán estando separadas de la corriente principal del rockerío.
Sea como fuere, como me dijo Rober! in situ: ¿ha molado, ¡no!?… ¡pues no te comas la cabeza!.
Manchegos no, castellanos, de la Alcarria. Es como usar vizcaíno por vasco, o si queremos afinar más, es como decir navarro por vasco.
Los Hermanos Cubero son una maravilla.
Un saludo.