Clutch, Graveyard y Kamchatka (Santana 27, Bilbao, 15/XII/2019)

Pocas veces se ha visto Santana tan reventada de público. De salida, el cartel conformado por Kamchatka, Graveyard y Clutch era más que atractivo pero ya se sabe que hay conciertos que te sorprenden, no todo suele ser lo que a priori te has hecho una idea de cómo puede ser. Entradón para ver a una terna de grupos que defienden la bandera del Rock por encima de todo, guitarrero, intenso y con diferentes caras, vamos, esos que al de un rato escuchándoles te viene a la cabeza la famosa frase de “estos son carne de Azkena”, para entendernos.

Cartel de Clutch, Graveyard y Kamchatka, Santana 27, Bilbao, 15/XII/2019
Cartel de Clutch, Graveyard y Kamchatka, Santana 27, Bilbao, 15/XII/2019

Abrían la velada los suecos Kamchatka, un trío que bebe del Hard Rock post setentero, con matices blueseros de esos que gustan tanto a la parroquia rockeril cuando se bajan las revoluciones y hay que ponerse estudiosos de las notas y el sentimiento. No les vimos, lástima, llegamos tarde porque a veces los eventos se solapan y San Mamés tira mucho a pesar de tener que sufrir un partido contra el Eibar, de esos que llaman de entrenador, mucho centrocampismo (o centrocuentismo) y poco más. Algunos tenemos otras aficiones más allá de la música. Podía ser peor pero no, no nos gustan los toros muertos.

Kamchatka, Santana 27, Bilbao, 15/XII/2019
Per Wiberg, cantante y bajista de Kamchatka (Santana 27, Bilbao, 15/XII/2019)

Pues llegamos justo cuando Graveyard estaban en lo suyo, es decir, canciones extremadamente largas, con un aire a jam nada despreciable y con el pedal del acelerador sin pisar. Un concierto muy diferente al que ofrecieron el viernes del Azkena Rock Festival de 2017. Entonces nos sorprendieron con una actuación enérgica, enchufada, eléctrica y poderosa. Aquí, en Santana, tocó la otra cara de la moneda, más intimista y menos acelerada, quizás el ser teloneros y contar con un tiempo bastante limitado (menos de una hora) les condujo a escoger un set mínimo de canciones, todas ellas bastante largas y, por momentos, que parecían que eran la misma por el desarrollo que les dieron.

Graveyard, Santana 27, Bilbao, 15/XII/2019
Joakim Nilsson, cantante y guitarrista de Graveyard (Santana 27, Bilbao, 2019)

Y todo el mundo estaba por Clutch. El embrague de Maryland siempre aprieta en directo, no decepciona nunca. Si bien es cierto que su política de cambiar el repertorio cada concierto desconcierta y deja la puerta abierta a la sorpresa de misma manera que a cierta decepción. Por lo escuchado a seguidores impenitentes, son más de setenta conciertos sin un set list fijo. Podemos dar fe de que entre tres que precedieron al de Bilbao (uno en Barcelona y dos en Madrid) tocaron 41 canciones… Si echamos cuentas que en cada concierto tocan quince… ojo al potaje de canciones, muchos ingredientes y muy movidos. Y en Bilbao lo volvieron a hacer. Sólo repitieron “Worm Drink” de sus citas de Barcelona y Madrid (¡ojo! tema que no interpretaban en directo desde 2005 y parece que lo han cogido con gusto y ganas) y soltaron otros catorce diferentes. Y nos tocó un show de altibajos. Hubo temas muy suyos cuando se ponen moteros (“Mice and Gods”, “Army of Bono”, “Spirit of 76”), alguno muy en la onda Sabbath (“A good fire”) y otros muy coreables (“How to shake hands”) pero el resto del concierto… bastante por debajo de esto, altibajos, canciones que te subían y otras que te bajaban, un mezcla cuanto menos extraña y bastante cortarrollos por momentos. Que Clutch son un grupo de los de estar presente siempre que se acerque a tu ciudad es innegociable, que Neil Fallon es un cantante con un chorro de voz importante y una actitud tremenda también lo tenemos claro, pero salimos del concierto con la sensación de que podía haber sido mucho mejor.

Clutch, Santana 27, Bilbao, 15/XII/2019
Neil Fallon, cantante y guitarrista de Clutch (Santana 27, Bilbao, 2019)

Eso sí, Clutch son perros viejos y dejaron para el bis (dos canciones que, esta vez sí, las repiten en cada concierto y eso es algo comprensible si quieres que tu público se vaya con una mejor sensación del mismo) el que es, posiblemente, el tema que mejor les define y otra versión eterna de otro grupo eterno. Con su “Electric Worry” es imposible no enajenarse un poco (además, buen rato porque duró bastante) y la guinda del pastel fue el cover de “Fortunate Son”, de la Creedence Clearwater Revival. Un temazo que con el filtro de Clutch se hace más denso, poderoso, agresivo y reinvindicativo.

Conclusión, buen concierto pero que pudo haber sido mejor. Mucho mejor que aquella fría actuación cerrando el Azkena Rock Festival de 2010, pero por debajo de su visita a esta misma sala en 2013 junto a Truckfighters y Orange Goblin (¡ahí es nada el cartel!).

Michel Ramone